Siempre he querido ser Enfermera, no me preguntéis el porqué de esta vocación. Desde pequeña he disfrutado de asignaturas como Conocimiento del Medio, Ciencias Naturales y Biología. Aún recuerdo con ilusión esas tardes jugando a “Mi primera Encarta” siendo mis secciones favoritas “Los Seres Vivos” “El Cuerpo Humano” y “Ciencias” ¡Esta enciclopedia fue la salvación para la generación de los 90!

Además de lo anterior, no sería justo por mi parte no mencionar a mi profesor de Biología. Aquello de que algunos profesores marcan tu futuro es totalmente cierto. Parte de su metodología docente era incluir capítulos de la serie televisiva “House” y relacionarlo con el contenido teórico de su asignatura. Esto si cabe, me hizo tener mucha más ilusión por dedicarme al mundo Sanitario.

Utilizando este momento de escritura para pensar en el inicio de mi vocación Enfermera, me viene a la mente la influencia de mis padres. Mi madre ha sido mi máximo referente en el arte del cuidado. Siempre a nuestro lado, cuidando y protegiendo a su familia. Mi padre siempre ha dado su vida por los demás, dedicándose laboralmente al servicio del ciudadano. Por lo tanto, podría decir que, aun no siendo sanitarios me enseñaron valores muy necesarios para ello.

No todos llegamos a nuestro objetivo siguiendo el mismo camino. Tras finalizar Bachiller y luchar muy duro por conseguir esa ansiada nota para acceder al Grado de Enfermería la vida me obligó a parar. No era el momento, y no podía dejar mi hogar para irme a estudiar a otra ciudad. Opté por realizar una Formación Profesional de Grado Superior: “Técnico en Imagen para el Diagnóstico” y fue una decisión muy acertada. Otro día si os apetece podemos hablar sobre ello. Considero que las Formaciones Profesionales no tienen la visibilidad que se merecen.


 

 


Tras terminar mi Formación Profesional pude acceder al Grado de Enfermería en la Universidad de Granada. Puedo decir que fueron cuatro años de mi vida increíbles. Me enamoré de la que iba a ser mi futura profesión, encajaba a la perfección con ella. Sentía que mis valores como persona y mis aptitudes podían contribuir y aportar al mundo sanitario. Además, conocí al que a día de hoy es mi marido. Qué más se puede pedir.

Tras finalizar el Grado de Enfermería no tenía claro que ámbito de esta amplia profesión me gustaba, y déjame que me atreva a decirte una cosa ¡No pasa nada! Cogí mi maleta y con mucho miedo, pero también con muchas ganas inicié mi camino en el mundo laboral.

He recorrido varios Hospitales, varias ciudades de España. Tengo que reconocer que he vivido momentos difíciles, gran parte por la organización y sistema de contratación que tenemos hoy en día. La mayoría de mis contratos han sido los llamados “pool” y “correturnos”. Un día estaba en Urgencias y al día siguiente en la planta de hospitalización de Medicina Interna. Permitidme la licencia de afirmar una cosa: No somos un número. Las Enfermeras no valemos para todo, no tenemos que saber de todo.

Ahora bien, tras trabajar durante tres años en muchos servicios sanitarios diferentes me decidí por estudiar una oposición, y adivina cual ¡Enfermería Militar! Me apunté a una academia de preparación y en mitad del proceso de estudio me presenté al EIR para medirme a nivel nacional y cual fue mi sorpresa: ¡Había conseguido una plaza! Después de mucho meditarlo decidí aprovechar esa oportunidad que me estaba brindando la vida y sin duda alguna la Especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria era la mía.

A día de hoy soy Residente en la Especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria y no puedo estar más feliz y orgullosa de haber tomado esta decisión. Otro día podemos hablar más en profundidad sobre las Especialidades vía EIR y sobre la oposición de Enfermería Militar. Gracias por iniciar esta aventura conmigo.

¡Nos vemos en la siguiente!